El tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) es una especie de elasmobranquio carcarriniforme de la familia Carcharhinidae. Es el segundo pez más grande del mundo y alcanza los 10 metros de longitud y las cuatro toneladas de peso. Aunque su silueta recuerda a la de un tiburón cazador, con forma hidrodinámica y hocico agudo, se alimenta filtrando el agua. Nada con la boca abierta hasta hacerla redonda y filtra el agua a través de unas inmensas branquias. Se mueve muy lentamente.
Divisados a menudo cerca de las costas, los peregrinos son un objetivo frecuente de los ecoturistas, pues son vistos comúnmente en la superficie y además son muy tolerantes con la presencia de humanos, por lo que éstos van al encuentro de aquéllos en un corto viaje en bote. Al igual que varias especies de tiburones, los peregrinos, especialmente por los factores anteriormente citados, han sido objeto de una intensa caza por parte de pescadores. Su enorme tamaño los convirtió en el pasado en animales altamente rentables para los barcos de pesca comercial; tan sólo uno de ellos puede generar hasta una tonelada de carne y 400 litros de aceite, y su hígado, rico en vitaminas, puede representar hasta el 25% del peso total del animal. Por su gran persecución y explotación en el pasado, los tiburones peregrinos están ahora protegidos por ley en la mayoría de los países.
Distribución y hábitat del tiburón peregrino
El peregrino es un tiburón pelágico que suele visitar con frecuencia zonas costeras, pudiendo ser hallado a lo largo de todo el Mundo, desde las áreas polares hasta océanos tropicales, principalmente en las superficies de las plataformas continentales, si bien prefiere aguas frías, habitualmente entre los 8 y los 14º C. Suele ser avistado en zonas próximas a las costas y es habitual que penetren en bahías y puertos. El tiburón peregrino busca su alimento entre grandes concentraciones de plancton en aguas poco profundas y suele ser frecuente verlo nadar en la superficie. Son tiburones de costumbres migratorias, que recorren enormes distancias en el océano, siguiendo los cambios estacionales, aunque se ignora con exactitud las áreas que visita en sus largos desplazamientos. En invierno pueden pasar largas temporadas cerca de los fondos marinos, a cientos o miles de metros de profundidad, buscando fuentes de alimento.